PROCLAMANDO LA MISERICORDIA


"La Iglesia", escribe el Papa Juan Pablo II, "debe considerar como uno de sus deberes principales — durante cada etapa de la historia y especialmente durante nuestra edad moderna — el proclamar y el presentar a la vida el misterio de la misericordia" (Rico en misericordia, 14).

Esta necesidad de proclamar la Misericordia de Dios es un tema que aparece constantemente en el Diario de Santa María Faustina:

“Proclama al mundo entero Mi misericordia insondable”
.

“Proclama que la misericordia es el atributo más grande de Dios. Todas las obras de Mis manos están coronadas por la misericordia “.

“A las aunas que propagan la devoción a Mi misericordia, las protejo durante toda su vida como una madre cariñosa [protege] a su niño recién nacido y a la hora de la muerte no seré para ellas Juez, sino Salvador misericordioso”.

“Haz lo que esté en tu poder para difundir la devoción a Mi misericordia. Yo supliré lo que te falta. Dile a la humanidad doliente que se abrace a Mi Corazón misericordioso y Yo la llenaré de paz “.

“Diles a Mis sacerdotes que los pecadores más empedernidos se ablandarán bajo sus palabras cuando ellos hablen de Mi misericordia insondable, de la compasión que tengo por ellos en Mi Corazón. A los sacerdotes que proclamen y alaben Mi misericordia, les daré una fuerza prodigiosa y ungiré sus palabras y sacudiré los corazones a los cuales hablen”.